sábado, 9 de junho de 2012

mais oraçoes

ORACIÓN CONTRA TODO MAL

Espíritu del Señor, Espíritu de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, Santísima Trinidad, Virgen Inmaculada, ángeles, arcángeles y santos del paraíso, descended sobre mí.

Fúndeme, Señor, modélame, lléname de ti, utilízame.
Expulsa de mi todas las fuerzas del mal, aniquílalas, destrúyelas, para que yo pueda estar bien y hacer el bien.

Expulsa de mí los maleficios, las brujerías, la magia negra, las misas negras, los hechizos, las ataduras, las maldiciones y el mal de ojo; la infestación diabólica y la obsesión diabólica; todo lo que es mal, pecado, envidia, celos y perfidia; la enfermedad física, psíquica, moral, espiritual y diabólica.

Quema todos estos males en el infierno, para que nunca más me toquen a mí ni a ninguna otra criatura en el mundo.

Ordeno y mando con la fuerza de Dios omnipotente, en nombre de Jesucristo Salvador, por intermedio de la virgen Inmaculada, a todos los espíritus inmundos, a todas las presencias que me molestan, que me abandonen inmediatamente, que me abandonen definitivamente y que se vayan al infierno eterno, encadenados por san Miguel arcángel, por san Gabriel, por san Rafael, por nuestros ángeles custodios, aplastados bajo el talón de la Virgen Santísima Inmaculada.


PLEGARIAS DE LIBERACIÓN CONTRA MALEFICIOS

Dios nuestro Señor, oh Soberano de los siglos, omnipotente y todopoderoso, Tú que lo has hecho todo y que lo transformas todo con Tu sola Voluntad; Tú que en Babilonia transformaste en rocío la llama del horno siete veces más ardiente y que protegiste y salvaste a tus tres niños santos.

Tú que eres Doctor y Médico de nuestras almas; Tú que eres la Salvación de aquellos que se dirigen a Ti, te pedimos y te invocamos, haz vana, expulsa y pon en fuga toda potencia diabólica, toda presencia y maquinación satánica, toda influencia maligna y todo maleficio o mal de ojo de personas maléficas y malvadas realizados sobre tu siervo .... haz que, en cambio, de la envidia y el maleficio obtenga abundancia de bienes, fuerza éxito y caridad.

Tú, Señor, que amas a todos los hombres, extiende Tus Manos poderosas y Tus Brazos altísimos y potentes y ven a socorrer y vista esta imagen tuya, mandando sobre ella al ángel de la paz, fuerte y protector del alma y del cuerpo, que mantendrá alejado y expulsará a cualquier fuerza malvada, todo envenenamiento y hechicería de personas corruptoras y envidiosas: de modo que debajo de Ti tu suplicante protegido te cante con gratitud:

"El Señor es mi Salvador y no tendré temor de lo que pueda hacerme el hombre. No tendré temor del mal porque Tú estás conmigo, Tú eres mi Dios, mi fuerza, mi poderoso Señor, Señor de la paz, Padre de los siglos futuros".

Sí, Señor Dios nuestro, ten compasión de Tu imagen y salva a tu siervo.... de todo daño o amenaza procedente del maleficio, y protégelo poniéndolo por encima de todo mal; por la intercesión de la más Bendita, gloriosa Señora, la Madre de Dios y siempre Virgen María, de los resplandecientes arcángeles y de todos los Santos. Amén



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Niño Jesús

Tú que elegiste el encierro
en el portal de Belén,
que de Herodes fuiste rehén
y marchaste perseguido.
Tú a quien daban por perdido
con dolor, y al fin te hallaron,
porque a Dios mismo confiaron
el precio de tu rescate.
Tú al que en el pecho le late
las penas del sojuzgado,
o al que yace confinado
te entregas como Pan Vivo.
Mi Niño Jesús Cautivo
danos el alba en tu prado.

Tú que tendrías las manos
sangrantes por los cerrojos,
que ofenderían tus ojos
presos del odio y la afrenta.
Tú que un día a la tormenta
ordenarías sosiego,
porque cesara el trasiego
de las almas que dormían.
Tú al que en la cruz izarían
movidos de iniquidad.
Tú, Divina Majestad,
por cuya entrega pervivo.
Mi Niño Jesús Cautivo
danos ya tu libertad.

Tú al que los Magos, de ofrenda,
oro, por Rey, te entregaron,
y con sus rezos labraron
misterios de epifanía.
Tú al que en alta alegoría
Ángel uniste y lucero,
por marcar el derrotero
que conduce al paraíso.
Tú que eres Sol indiviso
de la Ciudad desterrada,
de la noche desvelada
sin la gloria del olivo.
Mi Niño Jesús Cautivo
salva esta tierra llagada.

Si acaso desde el pesebre
vieras mi patria en exilio,
negando tu luz, tu auxilio
y a tu Madre nazarena.
Si vieras llorar de pena
al rebaño devorado,
de su pastor traicionado,
solo en un páramo hostil.
Señor, te queda un redil
con armígeros dispuestos,
que no abandonan sus puestos,
-frente en alto, brazo altivo-
Mi Niño Jesús Cautivo:
tus sables siguen enhiestos.

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