sábado, 9 de junho de 2012

LIMONERO DEL SENOR

2º.- El Limonero del Señor.

En Caracas en 1696 una epidemia de Fiebre Amarilla o "Vomito Negro" azotó a la población, que ya estaba diezmada por la viruela. Esta nueva afección causó muchas victimas, resultando ineficaces para contrarrestarla los escasos recursos terapéuticos de la época. La ciudad invocó la protección de Santa Rosalía de Palermo, pero al año siguiente, motivado a que aún persistía, el nuevo Gobernador de la Provincia de Venezuela, Maestre de Campo Don Francisco Berroterán, junto al Obispo y los representantes del los dos Cabildos convocaron una procesión con el Nazareno de San Pablo, para pedirle que cesara la epidemia de Fiebre Amarilla.
Cuando la procesión pasaba por la esquina de Miracielos, al desviarse la imagen hacia un costado para evitar un lodazal, uno de los brazos de la Cruz tropezó con el ramaje de un limonero que asomaba sus dorados frutos por encima de una tapia del corral de una vivienda. Allí ocurrió lo que escribió el gran poéta Andrés Eloy Blanco:

En la esquina de Miracielos
hubo una breve oscilación;
los portadores de las andas
se detuvieron; Monseñor,
el Arzobispo, alzó los ojos
hacia la Cruz; la Cruz de Dios,
al pasar bajo el limonero
entre sus gajos se enredó.

Sobre la frente del Mesías
hubo un rebote de verdor
y entre sus rizos tembló el oro
amarillo de la sazón.

De lo profundo del cortejo
partió la flecha de una voz:
¡Milagro! ¡Es bálsamo, cristianos,
el limonero del Señor.

Y veinte manos arrancaron
la cosecha de curación
que en la esquina de Miracielos
de los cielos enviaba Dios.

Y se curaron los pestosos
bebiendo el ácido licor
con agua clara de Catuche,
entre oración y oración.

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